Rincones de Iberia

miércoles, 30 de junio de 2010

Cruz de los Descalzos


Esta cruz, situada en el Convento de los Descalzos (Cuenca), es la única marca que quedó de una aparición del demonio, hace mucho tiempo.
Cuentan que un apuesto noble joven y desvergonzado, tuvo la osadía de salir de casa en la noche de Todos los Santos, cuando es bien sabido por todos que era tradición quedarse en los hogares en esa noche de reclusión. Resultó que el joven, que además de incauto pecaba de mujeriego, se encontró con una dama joven y hermosa y la llevó a pasear por el cementerio. Allí, dando rienda suelta a su juventid exhaltada, alzó las faldas de la damisela, y bajo éstas, en lugar de hallar una bellas piernas, topó con dos patas de macho cabrio, las del Diablo en persona.
Huyó despavorido, escuchando tras de sí las pezuñas de la infernal presencia, hasta que llegó, agotado, al Convento de los Descalzos, donde se aferró a la cruz, implorando perdón mientras el Diablo se le tiraba encima, pero tras un terrible aullido, la criatura desapareció, dejando al joven intacto, y como única marca de su presencia sus garras marcadas en la madera de la cruz.

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